Aires de Embrujo fue fundada en 1904 como negocio conjunto entre dos hermanos. Uno de ellos, Nicolás Escobar que vivió en las Americas hace tiempo, había emigrado a Argentina desde Cuba por la pérdida de la colonia en 1898. Su negocio fue la comercialización de madera. Mientras tanto, que ha permaneció en España, se dedico a la producción de azúcar, en donde España era potencia mundial y quiere seguir siéndolo.
La idea de fabricar abanicos sale de asiduas y esperadas comunicaciones por carta. Pero no como empresa, sino como afición, respuesta a peticiones de la familia y amigos...Uno tiene las materias primas, el otro conoce a las personas, y ambos toman la iniciativa como ello, una actividad secundaria.
En los primeros años, todo se hace totalmente por encargo, en cantidades reducidas y artesanalmente. Pasa el tiempo y ya en los años 20 las posibilidades de negocio aumentan. Es entonces cuando se establece formalmente una empresa de fabricación de abanicos, con un taller, maestros y aprendices en plantilla, etc. Sin embargo, la Guerra Civil corta los buenos inicios de la compañía que no trabaja de nuevo hasta 1945-1950 y a duras penas consigue en 10 años más recuperar los niveles de antes de la guerra.
En 1960, la moda, el turismo y la mejora de la economía ponen al abanico tradicional en desuso y significan una casi desaparición del negocio familiar, que sin embargo resiste gracias a dirigirse a un nuevo mercado: souvenir y recuerdo típico español. Así prosigue el negocio, combinando el mercado tradicional con el sobrevenido, inculcando las enseñanzas y buenas artes de confección y fabricación de nuestras pequeñas obras de arte de generación en generación.
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